La masificación generada en torno al rock y su industria a finales de los años 60 daría origen a una subindustria de tremenda vitalidad, que convirtió la década de los 70 en el paraíso de la creación en muchos aspectos, especialmente en el diseño gráfico, en donde la libertad creativa halló su mejor campo de expresión.
Los 70 añadieron a las modas de la década anterior la utilización de distintivos (badgets) en sus más variadas formas: botones, pins, chapas, logotipos en tela, bolsos... a partir de lo cual surgiría, como no podía se de otra manera, una industria basada en la explotación del mito. En un momento en que la imagen era vital para el lanzamiento y consolidación de los artistas, esta moda elevó todavía más las cotas de mitificación de los monstruos de la música e impulsó de forma paralela una peculiar relación artista-público.
Donde el arte rock sobrepasó todas las barreras como parte de una nueva cultura fue en la creación de las portadas de los álbumes. La superficie de las cubiertas (30 x 30cm) pronto fue el soporte de una sorprendente manifestación creativa que en poco tiempo mereció la atención de los más importantes investigadores de la imagen y de los mejores grafistas, diseñadores y hasta de pintores o fotógrafos de elevado prestigio. Las portadas se convirtieron en auténticas ventanas de un mundo de prodigiosa riqueza creativa, a través de las cuales se filtraba la libertad sin límites del rock.
Como consecuencia de todo lo anterior, surgieron empresas especializadas en el diseño de portadas (como Hipgnosis, la más famosa de ellas); por otra parte, un LP que podía vender dos o tres millones de copias bien merecía la mejor presentación, por lo que algunas discográficas llegaron a tener departamentos artísticos de reputada calidad con incluso directores de arte (Fabio Nicolli, de A&M, por ejemplo), o dibujantes de portadas (Roger Dean, creador no sólo de varias portadas sino también de la escenografía de Yes).
En resumen, la portada de un disco, en cuanto a manifestación artística, se convirtió en uno de los mayores logros de la cultura generada por la música de aquella época. Los grandes artistas llegaron a editar sus discos sin un solo titular en sus portadas, reforzando la simple imagen como manifestación creativa y reclamo visual.
Interesante como siempre estas incursiones tuyas en las veredas paralelas al rock, que duda cabe de que existen portadas que son auténticas obras plásticas de gran calidad, y de la industria pues fíjate, aquí tienes un consumidor de ella jaja
ResponderEliminarAbrazos.
Es una época fascinante en la historia del rock: la imagen al servicio de la música.
EliminarUn abrazo!
La imagen en el rock (sobre todo a partir de la segunda mitad de los 60)una potentísima vía de comunicación de su lenguaje, de sus formas y de sus intenciones. Grandes grupos (más en las bandas que en los propios solistas) una vez conseguido su logotipo lo han mantenido no solo como seña de identidad propia, también como vínculo de unión con sus fans. Sigo yendo a conciertos y me encuentro a cantidad de gente que viste las camisetas del grupo que actúa o de otro(s) al que es afín. El rock es el primer gran movimiento artístico de masas que ha sabido unir contenido y continente de una forma muy eficaz.
ResponderEliminarAbrazos,
JdG
Un buen logotipo es símbolo de la imagen de la banda. Es la referencia gráfica de la misma, y toda una fuente de ingresos, por otra parte. Quién no tiene una camiseta de su grupo favorito!
EliminarUn abrazo!
Muy interesante todo lo que cuentas. Por la moda rock también estaremos unidos. Abrazos.
ResponderEliminarSiempre unidos. Es algo que fascina a cualquier fan que se precie.
EliminarUn abrazo!
Muy original tema y excelente voz
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