El año 1973, por muy diversas
razones, fue uno de los años clave en la historia de la música
rock. Al cisma ocasionado en el mercado británico por el
glam y los grupos comerciales, hay que añadir la huida de casi todos los grandes fuera del Reino Unido para instalarse en países donde los impuestos fuesen más benévolos con ellos (especialmente Estados Unidos).
Los gigantes, como Led Zeppelin o Rolling Stones, apenas pisaban ya suelo inglés. Ponerlo una sola vez a lo largo de un año suponía "haber estado" dentro del país y, por lo tanto, tener que declarar los ingresos de ese año entero al fisco británico. Un fisco que se quedaba con el 83% de los beneficios de los grandes del rock. El 17% restante les valía para seguir siendo millonarios, pero a los músicos no les parecía justo, sobre todo al recordar los años de escasez y lucha en las calles y en clubs de poca monta, para ganar unas libras.
Salvo Elton John, que se podía permitir el lujo de quedarse en casa, la mayoría de artistas inició el éxodo fuera de su país. Las repercusiones en el mudo de la música fueron obvias: las grandes estrellas ya no grababan en las Islas Británicas, y los estudios tenían escasez de ingresos. Los días en que los Beatles, por ejemplo, eran condecorados por proporcionar una fuerte entrada de divisas a la Corona quedaban lejos.
Pero claro, también hubo casos en los que se optó por
regresar "a la fuerza". Uno de esos casos fue el de
Eric Clapton. El tren de vida impuesto por la fama (viajes, material y otros gastos) se llevaba los derechos anuales por
royalties y otros conceptos. Como cualquier otro ser humano, se veía obligado a trabajar, a ganar dinero, de la mejor forma que sabía, tocando la guitarra. Y curiosamente, aquella vuelta fue ampliamente celebrada.
Regresaba un "hijo pródigo" de la historia del
rock, iniciando una segunda etapa en su carrera. El
Rainbow de Londres acogería un festival para festejar la entrada de Gran Bretaña en el Mercado Común; pero, musicalmente hablando, constituiría la puesta de largo de la reaparición de
Clapton, rodeado de artistas de la talla de
Pete Townsend,
Ron Wood,
Steve Winwood o
Jim Capaldi,