El 25 de junio de 1967
Mick Jagger,
Keith Richards y
Brian Jones son detenidos y encerrados en las prisiones de
Brixton y
Wormwood. El cargo: el habitual, las drogas. El mundo entero se estremece por el encierro de los grandes líderes del rock. Se intuye en ello un afán inicial de destruir a los grandes retadores de la música; pero también se perfila un ataque frontal del status contra el sistema que el rock está creando o ayudando a crear. Los hippies, la psicodelia, la libertad, son mal vistos por un estrato social nato: el que ostenta el poder.
El 30 de junio, los tres Stones quedan en libertad provisional bajo fianza de 7.000 libras, pero se han pedido para ellos unas penas duras y en extremo decisorias: un año de cárcel para unos y tres meses para otro. La cárcel sería un colapso para la banda. Los Stones hablan de una trampa para encerrarlos y apartarlos de la calle, de su calle, de su lucha. En Londres se inicia un amplio movimiento de protesta que culmina cuando los Who graban un single con dos canciones de los Rolling, cuyos beneficios van a ser destinados al coste del proceso. El posible juicio es algo más que la lucha de un conjunto por la supervivencia: es la lucha del rock, la síntesis del punto crucial. Si se encarcela a un músico, todo el universo musical queda privado de libertad.
Cuando en julio las sentencias se retiran por insuficiencia de pruebas, se produce un respiro; pero ahora el rock ha sido tocado en su espina dorsal y el peligro puede repetirse en cualquier momento. La cárcel, por su parte, dejará huellas internas en los
Stones.
Brian Jones quedará íntimamente marcado, y su psique entrará en barrena. Un año y medio después abandonará el grupo, y morirá a los pocos días. Mientras, los
Rolling editan el single
'We love you' / 'Dandelion'. La cara A es un testimonio de su experiencia. No en vano, se inicia con unas cadenas y puertas de cárcel cerrándose violentamente.