El rock instrumental, fórmula rentable

Antes de que el rock and roll hiciera su aparición como tal, las orquestas habían demostrado plenamente la importancia de la música instrumental. A pesar de contar con un vocalista, los líderes solían ser clarinetistas, trombones, pianistas o trompetistas.

Con el éxito del rock and roll, a lo largo de 1956 se descubrió una fórmula que salía muy rentable a las discográficas: un tema grabado por cuatro o cinco chicos podía vender millones de copias, frente a las costosas grabaciones de las orquestas de la época. En realidad, se estaba labrando una de las grandes revoluciones musicales de ese momento; una innovación que, por su rentabilidad, convenció a la industria: menos músicos era igual a más beneficios.

¿Qué pasaría además si se prescindía del cantante? Evidentemente, la fórmula no era válida en muchos casos. Pero un buen número de músicos que no sabían cantar vieron abierto un camino por el que muchos de ellos habrían de llegar a la gloria. 

A su vez, con los primeros años sesenta, sobrevino el boom de la guitarra eléctrica, que vino a sustituir de alguna forma al saxo, elemento clave por su cariz solista. Pero el "hacha" se convertiría en el principal instrumento de la generación del rock.

El primer gran solista de guitarra fue Duane Eddy, creador de una técnica llamada twangy. Fue el primero en abrir camino a este instrumento, dando paso a los grandes guitarristas surgidos en los años 60, que habían aprendido de maestros como Muddy Waters o B.B. King. Eddy fue el puente que condujo en los primeros años de aquella época al gran momento de grupos como The Ventures, The Tornados, o The Shadows, con Hank Marvin a la cabeza.