A falta de sólo 24 horas para su fallecimiento, el 23 de noviembre de 1991 Freedie Mercury emitía un comunicado oficial admitiendo que padecía SIDA, a pesar de su demacrado aspecto físico -muy desmejorado y extremadamente delgado-, señal evidente de que algo no demasiado bueno le ocurría. A todo ello habría que añadir la poca presencia de Mercury en público y el hecho de que no hubiera gira de Queen con motivo de su último disco por aquel entonces, The Miracle (1989). Hasta ese mismo momento intentó aparentar normalidad y seguir trabajando mientras tuviera algo de aliento.
Se cumplen hoy por tanto 25 años de la muerte de uno de los mejores intérpretes que ha dado la historia de la música rock, personal y genuino como él solo. No viene al caso ahora volver a glosar toda su vida, más que conocida por todos.
Sólo se trata de recordarlo en este día tan señalado, al menos para un servidor, ferviente admirador suyo de toda la vida.
Como pasa el tiempo, yo a Queen los he ido cogiendo el punto con los años, al Queen de los setenta, pero siempre me ha parecido que Mercury era un artista de enorme personalidad, osado y como cantante uno de los más grandes por motivos obvios.
ResponderEliminarCuando se anunció la noticia yo estaba en la mili, y me enteré en una radio mientras jugabamos al ping-pong.
Buen y merecido recuerdo.
Un abrazo.
Hasta que se hicieron comerciales, su música fue de lo más novedoso y original que se había hecho hasta el momento.
EliminarUna gran banda, y un gran músico y artista el señor Mercury.
Un abrazo!
El número uno
ResponderEliminarComo pasa el tiempo, sí
Demasiado rápido, amigo.
EliminarSaludos!
Y parece que fue el otro día. Precisamente esta semana estuve oyendo el de la opera, mi favorito, que tienes en tu margen derecho. Abrazos, masterfriend.
ResponderEliminarA mí también me parece el mejor de sus discos, en el que alcanzaron su madurez compositiva: Bohemian Rhapsody, y de más.
EliminarUn abrazo!