Intimismo vs rock

Según el conocido principio de la física, toda fuerza que se ejerce sobre un objeto da lugar a otra fuerza igual y de sentido contrario, de forma que la tendencia final es al equilibrio, así como los dos platos de una balanza se alinean cuando el peso que soportan ambos es idéntico.

Pues algo así debió ocurrir a finales de los 60 y comienzo de los 70, cuando la orientación eminentemente rock de la música tendría como consecuencia la proliferación de grupos enmarcados sobre todo dentro del ámbito del rock duro, con grandes alardes decibélicos, rozando a veces la violencia en cuanto a la puesta en escena, y la reacción causa-efecto entre el artista y el público.

Frente a ese potencial, y en oposición directa con lo anterior, la evolución del folk, y del folk.rock formará un frente amplio pero selecto, en el cual la calidad de unos artistas clave y la belleza de sus canciones, en perfecta comunión de texto y sonido, serán la base del llamado movimiento intimista, una etiqueta que refleja perfectamente las características de un sonido: intimidad, voces puras, guitarras acústicas, canciones plácidas, sencillez... buen gusto.

Capitalizando este movimiento, que se presentaba al filo de los primeros setenta como un bloque, las grandes cabeceras son mis admirados Crosby, Stills, Nash and Young.

CSN&Y crearon una de las más mágicas formaciones de la historia de la música, una auténtica asociación, más que un grupo musical, juntos o separados, formando dúos o tríos, aportando en cada momento todo su saber, derivado de sus muy diferentes procedencias: la solidez de Crosby, el equilibrio sonoro y poético de Stills, el clasicismo pop de Nash, y la combatividad y el compromiso de Young.